La pérdida del olfato o anosmia

Introducción:

La pérdida del olfato o anosmia es muy común y las causas pueden ser variadas, dependiendo de ellas, el problema puede ser temporal o irreversible. Esta pérdida de sensibilidad afecta a todos los ámbitos de la vida, ya que es esencial para el reconocimiento y la interacción con el entorno. Nos avisa de situaciones peligrosas, como un incendio o una fuga de gas, y nos proporciona información y sentidos sobre los objetos que nos rodean.

Las consecuencias de esta deficiencia se extienden incluso a la esfera sexual. La incapacidad de oler el cuerpo de otras personas puede dificultar la intimidad, y los síntomas depresivos que suelen acompañar a la pérdida del olfato pueden afectar al deseo sexual.

1.- ¿Cómo afecta esto a nuestro sentido del gusto?

Esta pregunta se extiende al sentido del gusto, ya que ambos sentidos van de la mano. Al masticar y tragar, la pulpa de los alimentos transporta el aire desde la boca hasta la parte superior de las fosas nasales. Así, la estimulación olfativa se produce simultáneamente con la masticación y la deglución, lo que hace que el gusto y el olfato se fusionen indistintamente en la evaluación del sujeto.

2.- ¿Cuáles son las causas?

La pérdida de olor puede deberse a muchas causas y, dependiendo de ellas, el problema puede ser temporal o irreversible. La gran mayoría de los pacientes con disfunción olfativa primaria corresponden a una de estas cuatro condiciones:

– Procesos patológicos en la nariz, los senos paranasales o ambos (por ejemplo, sinusitis).

 – Infecciones del tracto respiratorio superior (resfriados, así como la infección por el nuevo coronavirus Covid-19)

 – Traumatismos en la cabeza.

– Enfermedad idiopática (de etiología desconocida).

Estos cuatro grupos suponen el 83% de los trastornos olfativos en pacientes con alteraciones primarias de este sentido, y el 14% de los casos se deben a diversas causas, como epilepsia, ictus, cirugía cerebral, trastornos endocrinos, depresión y otras causas diversas.

Otras enfermedades o afecciones que pueden provocar la pérdida del olfato: «drogas y medicamentos, exposición a sustancias industriales, cánceres en diversas áreas y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson».

3.- ¿Hay personas más propensas a perder el olfato?

Los cambios patológicos en el sentido del olfato suelen afectar tanto a hombres como a mujeres y son más comunes en las personas mayores debido al llamado envejecimiento (pérdida de olfato relacionada con la edad). 

4.- ¿Se puede prevenir y tratar?

Muchos casos de pérdida de olfato no se pueden prevenir, pero otros sí pueden hacerlo. Los otorrinolaringólogos recomiendan «cuidar las fosas nasales respirando aire no irritante y evitando el humo irritante o los ambientes polvorientos». 

En cuanto al tratamiento, en la mayoría de los casos, la pérdida de olfato es temporal (como ocurre con la mayoría de las infecciones de las vías respiratorias superiores o los resfriados). Por lo demás, los tratamientos son muy variados y tienen distintos grados de eficacia,  porque hay muchas causas posibles. 

El sentido del olfato. Leer y oler, algo tan básico, porque al hacerlo tenemos que entrenar nuestras neuronas olfativas estimulándose a diario y activando los recuerdos que evocan el olfato.

Puede utilizar estas técnicas en su hogar.

1- Hay que oler cuatro aceites esenciales diferentes, normalmente rosa, eucalipto, limón y clavo. Es importante elegir un aroma floral, de pino, de frutas y de especias.

2- Estas cuatro fragancias se deben oler dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche, durante 30 minutos cada vez, durante al menos 12 semanas, que también se pueden ampliar a 6 meses o más, dependiendo de la afección. (Los 4 aromas en esos 30 minutos).

3- Cada frasco debe estar etiquetado con el nombre de la fragancia. Guárdelos bien cerrados.

4- Cuando quiera olerlas, debe leer cuidadosamente la etiqueta con el nombre de la fragancia y luego olerlas. Hágalo varias veces. Tómese un descanso antes de pasar a otro aroma, incluso puede darse 5 minutos entre aromas para que su cerebro pueda distinguirlos. Cada vez que adquiera un nuevo frasco, recuerde leer la etiqueta.

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